Un mineral identificado hasta ahora solo en meteoritos de hierro, la allabogdanita, ha sido encontrado al oeste del mar Muerto, en el desierto de Néguev, cuando se realizaba un estudio de rocas locales.
Varios fragmentos de este mineral fueron identificados por primera vez hace dos décadas en un pequeño meteorito hallado a finales del siglo XX en el Lejano Oriente de Rusia, en el río Bolshói Doguchán (república de Sajá). Los científicos bautizaron a ese trozo de fosfuros de hierro y níquel en honor a la cristalógrafa Alla Bogdanova y desde entonces la allabogdanita ha reaparecido en varios meteoritos metálicos.
Un artículo publicado en la edición de junio de la revista American Mineralogist afirma que esta vez se trata de un mineral terrestre, aunque los autores admiten que solo pudo formarse en condiciones extremas de presión y calor. A presión ambiente, la allabogdanita es relativamente estable, pero “se transforma irreversiblemente” en otro mineral compuesto de los mismos elementos, si se calienta a más de 800 °C.
Esta primera detección terrestre de un mineral que previamente solo se encontraba en meteoritos, en opinión de los investigadores, deja más preguntas que respuestas, porque la muestra provenía de una capa de rocas superficial, la llamada formación de Hatrurim, donde se desconoce que hubiera una combinación extraordinaria de presión y temperaturas.
El autor principal de este estudio, el profesor de la Universidad de San Petersburgo Serguéi Britvin descarta la posibilidad de que la allabogdanita se formara a presión atmosférica.
La investigación de su equipo incluyó experimentos de transición a alta presión y alta temperatura entre distintas fases de fosfuros que se llevó a cabo en un sincrotrón (un tipo de acelerador de partículas) en Alemania. Allí se estableció que el mineral en cuestión solo podría haber aparecido a presiones superiores a los 250 kilobares. “Se pueden alcanzar presiones tan altas en la Tierra durante colisiones catastróficas con grandes impactos de meteoritos”, sostiene Britvin, o también existen en el manto, a gran profundidad.
Mientras tanto, dice, en el Levante Sur (tierras palestino-israelíes) “no se ha encontrado evidencia de grandes colisiones de meteoritos o rocas originadas en el manto de la Tierra”.
Las preguntas clave que plantea el estudio son sobre el origen de muchas más rocas en la formación de Hatrurim. El profesor ruso admite que la evidencia de una posible colisión podría haber sido “borrada” de la superficie a causa de “los procesos posteriores de erosión geológica”. La allabogdanita podría ser en este sentido un pequeño indicio de las condiciones extremas que vivió esta región en algún momento en el pasado.