Cada día que pasa es más evidente la carrera contra el tiempo que está en contra de la humanidad, pues a raíz de nuestras acciones y el poco interés que se ha puesto por cambiar hacia los esquemas de economía circulares, poco a poco nos estamos quedando sin las herramientas necesarias para combatir el calentamiento global, y la fuerte crisis climática que está dejando a su paso.
Esta vez se ha publicado una investigación con resultados poco alentadores, pues por primera vez en su historia, hoy el Amazonas emite más dióxido de carbono del que absorbe, lo cual indica que la tierra está en proceso de perder su mayor sumidero de carbono.
Bajo condiciones normales, el Amazonas retira unas 2.000 millones de toneladas de CO2 de la atmósfera. Sin embargo, el aumento de la temperatura global, la deforestación y el cambio del uso del suelo, han provocado la masa forestal de esta cuenca se encuentre en un estado de estrés que altera su función dentro del sistema climático global.
“Encontramos que la intensificación de la estación seca y un aumento en la deforestación parecen promover el estrés del ecosistema, el aumento de la ocurrencia de incendios y mayores emisiones de carbono. Esto está en línea con estudios recientes que indican un aumento en la mortalidad de los árboles y una reducción en la fotosíntesis como resultado de los cambios climáticos en la Amazonia”, indica la investigación encabezada por científicos de Brasil, Estados Unidos, Inglaterra, Países Bajos y Nueva Zelanda.
Así mismo, lo preocupante dentro de la comunidad científica por haber llegado a estos niveles es que nos encontramos muy cerca de un punto sin retorno, y una vez llegado ese momento el daño será irreversible por lo menos en escala de tiempo de vida humano.
Esto se debe a que el clima es un sistema complejo, el cual se encarga de mantener un equilibrio ecosistémico en todo el planeta. Una vez entendido lo anterior, es necesario resaltar que hoy varios de los subsistemas que conforman el clima, como lo son las corrientes marinas y atmosféricas están al borde del colapso gracias a la descompensación en la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Por último cabe resaltar que si bien cada día se ve más cercano este punto sin retorno, aún es posible realizar acciones que reduzcan el impacto de nuestras actividades en el balance ecosistémico de nuestro planeta.