Hoy el problema de la basura es una de los principales retos a superar para los gobiernos mundiales, pues casi una quinta parte de toda la comida del mundo termina en la basura de las casas, los restaurantes y otros servicios alimentarios, asegura un informa de la ONU para el medio ambiente. Esto no es solo un problema de los países ricos, sino que se ve muy presente en países pobres también.
“Disminuir el desperdicio de alimentos reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero y la velocidad de la destrucción de la naturaleza. Al mismo tiempo, mejoraría la disponibilidad de alimentos y, por lo tanto, reduciría el hambre y ahorraría dinero en un momento de recesión mundial”, manifestó Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Hoy existen un gran número de políticas que buscan frenar el crecimiento de los residuos que generamos día a día. Los residuos orgánicos siempre existirán, sin embargo, también es cierto que existen diversas soluciones para solucionar estas problemáticas, tal y como se puede observar en la ciudad de Australia.
El biogás es el gas producido desde materia orgánica a través de su biodegradación anaeróbica. Este proceso se realiza en contenedores llamados “biodigestores” o “digestores biológicos” que cumplen funciones específicas como descomponer la materia orgánica, disminuir la cantidad de desechos, y son fuente de energía limpia.
En la ciudad de Cocknburn, en la región de Perth, Australia se ha construido una planta de bioenergía, en la que los alimentos que sobran de los restaurantes y supermercados ahora se encuentran generando una gran cantidad de energía para su autoalimentación y para cubrir las necesidades de 3000 hogares cercanos.
Cabe destacar que gracias a esta gestión adecuada y sostenible de los residuos puede ser de gran valor para todas las ciudades del mundo, porque la materia prima los desechos de comida es inagotable.
Finalmente, Clare Courtauld, una trabajadora de la educación sobre residuos de la ciudad, destacó que el desperdicio de alimentos debe verse como un recurso valioso, tal como lo han demostrado como el biodigestor. Ahora mismo se ahorran 81mil kilos de CO2 al convertir 43 toneladas de desecho en energía.