La tecnología debe ser incluyente o excluyente.
La tecnología puede operar como una herramienta para diluir las desigualdades y superar brechas sociales, aunque también corre el riesgo de amplificar y profundizarlas. La tecnología por sí misma, no debe constituir un factor incluyente o excluyente, sino debe ser la clave que permitirá direccionarla hacia la inclusión social.
Si partimos de la idea de que la inclusión no es inherente al desarrollo tecnológico, sino que debe pensarse como un objetivo, es necesario visualizar las estrategias necesarias para alcanzarla.
En este sentido, algunos especialistas han dado su punto de vista para avanzar en esta dirección.
“La tecnología, en sí misma, no es incluyente ni excluyente, en todo caso la sociedad y los altos costos pudieran ser la razón. La tecnología nos puede ofrecer elementos incluyentes o excluyente todo depende del precio o del uso lúdico”
Hoy en día no todos tenemos los recursos para adquirir tecnología de punta sin embargo la brecha se ha hecho más angosta debido a la necesidad de satisfacer las situaciones que se nos han ido presentando, convirtiéndose en oportunidades para poder utilizarla buscando las herramientas más adecuadas.