En una conferencia realizada en las Vegas, Estados Unidos, se mostró a Alexa leyendo un cuento a un niño antes de dormir, utilizando la voz de su abuela fallecida.
Amazon está entrenando a su asistente de IA, Alexa, para adoptar la voz de cualquier persona según las preferencias del cliente. El asistente podrá detectar el timbre y las características de transposición de la voz de una persona e imitarla. Este es un paso importante hacia la humanización de la relación entre el hombre y los dispositivos inteligentes.
“Queremos hacer que los recuerdos perduren” tras una pandemia en la que “muchos de nosotros hemos perdido un ser querido”, dijo el miércoles el vicepresidente senior de Amazon, Rohit Prasad, en una conferencia en Las Vegas, Estados Unidos.
Prasad señala que el objetivo es darle a Alexa la capacidad de adaptarse a la vida de los consumidores y aprender pequeños conceptos de ellos sin necesidad de grandes cantidades de información externa.
Este enfoque contrasta con la inteligencia artificial omnipotentes y omniscientes, como DeepMind de Alphabet o varias soluciones de OpenAI, una empresa fundada por Elon Musk.
DALLE-2, un robot capaz de crear ilustraciones a través de comandos escritos en lenguaje natural, está entrenado con miles de millones de imágenes, a diferencia de asistentes como Alexa o Siri, que tienen menos información por motivos de privacidad. Pero el objetivo de Alexa no es ser ni parecer omnipotente.
Simplemente, pretende ser un buen compañero que brinda el pronóstico del tiempo, el horario de citas o las nuevas ofertas de Amazon.
Sin embargo, usar una voz familiar puede cambiar radicalmente el uso y las expectativas del usuario. Durante el lanzamiento, Amazon lanzó un pequeño video promocional sobre la idea.
En ella, un niño le pregunta a Alexa si “terminó de leer ‘El mago de Oz’”. Alexa abandonó su robótica y suave voz, y la cambió a la de la abuela. Para el niño, aunque consciente de que está escuchando al locutor, era su abuela quien lee el cuento, no Alexa.
Esto abre un interesante debate. Tal vez Alexa no sea tan consciente, lista o inteligente como dice Amazon. Pero eso no importa. La inteligencia artificial es cualquier cosa que crea un usuario que sea inteligente. Si el asistente respondiera todas las preguntas como un ser humano, el consumidor pensaría que está hablando con uno de ellos.
Los asistentes no tienen que ser conscientes, inteligentes y obstinados para ser vistos como colegas o amigos en un futuro no muy lejano. Científicamente, se puede debatir el nivel de inteligencia, voluntad y conciencia de un perro, pero ningún dueño duda de que los entienden y aman.
Pero para hacer esta conexión, hay que pasar por las formas humanas de expresión, el humor, las peculiaridades y las voces emocionales de los usuarios. Sonar como una persona es un paso importante en la creación de esa máscara para abstraer a esa persona y olvidar que se está hablando con un robot.
Tal vez, en un futuro, las personas terminen conviviendo con robots que les hablen y les digan lo que quieren oír. En una sociedad con cada vez más personas solas y se tienen menos hijos, esta idea no parece descabellada.