Hace diez años, el Gran Colisionador de Hadrones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), el acelerador de partículas más potente de la Tierra, confirmó la existencia del bosón de Higgs, considerada la clave para entender el nacimiento del universo.
Este martes, se retomará el registro de datos para sus experimentación, el Gran Colisionador de Hadrones funcionará las 24 horas del día durante casi cuatro años. Esta es la tercera vez que este dispositivo masivo se operará con mayor precisión y potencial de descubrimiento que nunca, gracias a los sistemas actualizados de lectura y clasificación de datos, así como a los sistemas de medición y la nueva infraestructura de TI.
Ahora los físicos del CERN, en la frontera franco-suiza, reiniciarán el colisionador con el objetivo de comprender mejor el bosón de Higgs, otras partículas subatómicas y los misterios de la materia oscura, una sustancia escurridiza e invisible que no se puede ver y que no refleja o emite luz.
El Gran Colisionador de Hadrones es un anillo con una circunferencia de 27 kilómetros y está ubicado en lo profundo de los Alpes. Está formado por imanes superconductores enfriados a -271,3 °C, una temperatura inferior a la del espacio. El acelerador aplasta partículas diminutas para que los científicos puedan observarlas y analizar lo que hay dentro.
Fabiola Giannotti, directora General del CERN dice: “Cuando investigamos, esperamos encontrar algo inesperado, sorprendente. Ese sería el mejor resultado. Pero obviamente la respuesta está en manos de la naturaleza y depende de cómo la naturaleza responde a las preguntas abiertas en la física fundamental, estamos buscando respuestas a preguntas relacionadas con la materia oscura, por qué el bosón de Higgs es tan ligero y muchas otras preguntas abiertas”.