¿Qué es una bicicleta de hidrógeno?
Uno de los inconvenientes de las baterías eléctricas es que la relación entre su capacidad de suministrar energía y su peso es poco eficiente. Es decir, la energía que producen por cada kilo es inferior a otros sistemas como los de combustión. En un coche esta relación es asumible, pero en otros casos como la aviación, es posible que los motores eléctricos solo lleguen a imponerse en rutas cortas.
En el caso de las bicicletas y ciclomotores, esta relación peso-energía supone una autonomía reducida que los limita principalmente a entornos urbanos. La LAVO Bike propone una alternativa. En lugar de una batería de litio, apuesta por una pila de hidrógeno con un peso menor y mayor potencia. La pila de hidrógeno convierte este gas en electricidad con una gran eficiencia. Tanto es así que, gracias a su potencia de 40 kW/hora, un depósito de 1,2 kg permite hacer un viaje de casi trescientos kilómetros.
Eso sí, técnicamente no es la primera bicicleta de hidrógeno del mundo. Ese honor corresponde a las bicicletas Alpha que se emplearon en la cumbre del G7 de 2019 en Francia. La autonomía anunciada de este modelo era de ciento cincuenta kilómetros, con un tiempo de recarga inferior a dos minutos.
¿Cómo funciona exactamente?
Volviendo a la LAVO Bike, se trata de una bicicleta de hidrógeno de montaña que consta de las siguientes características:
Diseño modular: todas las piezas se pueden montar y desmontar con facilidad.
Depósito de hidrógeno: una pieza cilíndrica portátil y recargable.
Pila de combustible: convierte el hidrógeno en electricidad.
Producción de hidrógeno: sistema doméstico alimentado con energía fotovoltaica.
El último de los elementos se plantea también como un sistema de almacenamiento de energía renovable procedente de paneles solares. Los desarrolladores afirman que esta tecnología podría cubrir las necesidades energéticas de una casa durante dos días.
Además de ofrecer una alternativa de movilidad a los ciclistas, la LAVO Bike se ha planteado como un vehículo con la suficiente potencia para transportar pequeñas cargas, lo que la convertiría en un excelente aliado de las empresas de mensajería. Por ahora se trata de un prototipo cuyo lanzamiento está previsto para el año 2022, pero no sería descabellado empezar a ver bicicletas de hidrógeno similares en las calles de las ciudades en los próximos años. Especialmente si empiezan a proliferar las llamadas “hidrogeneras” o estaciones de hidrógeno.
Factores como la velocidad de recarga, la elevada autonomía y su huella de carbono cero bien podrían inclinar la balanza a su favor.
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¿Por qué es más sostenible?
Tal como se ha indicado, esta bicicleta recurre al hidrógeno verde procedente de la electrólisis alimentada por energía renovable. Comparados con las baterías de litio, las pilas de hidrógeno no requieren minerales raros o metales pesados. Además, la combustión del hidrógeno solo genera agua, al menos en el caso de las pilas de combustible. Hay que tener en cuenta que el hidrógeno puede utilizarse de dos maneras como combustible:
Motores de explosión convencionales: el hidrógeno sustituye a la gasolina o el queroseno. Se libera vapor de agua y pequeñas cantidades de óxidos nitrosos y dióxido de carbono residual, debido al uso de aceites lubricantes y aditivos.
Pilas de hidrógeno: el hidrógeno alimenta una reacción electroquímica y produce electricidad. Solo se libera vapor de agua.
Además, para conocer las credenciales ecológicas del hidrógeno, hay que tener en cuenta su código de colores. En este artículo te explicamos las diferencias entre hidrógeno azul, gris o verde. De los tres, el verde es el más ecológico al efectuarse la electrólisis con energía renovable. Se espera que este tipo de hidrógeno comience a ser rentable comercialmente a lo largo de la próxima década. Quién sabe si para entonces esta energía, impulsada por proyectos como la bicicleta de hidrógeno, se impondrá en la lucha por una movilidad más sostenible. Al fin y al cabo, tal como explican los ingenieros de Airbus, los primeros motores de explosión a principios del siglo XIX utilizaban hidrógeno en lugar de gasolina.
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