Dentro de los temas que aborda el thriller Kimi: alguien te está escuchando, de Steven Soderbergh (violencia de género, corrupción empresarial, fobias sociales), hay uno que podría parecer menor, pero no lo es, la idea de que un tercero nos pueda estar escuchando, incluso mirando, a través de los dispositivos inteligentes que tenemos en casa.
Cada vez hay más dispositivos inteligentes conectados a internet en los hogares de las personas: asistentes de voz, televisores, consolas, juguetes y teléfonos inteligentes.
Es evidente que estos aparatos pueden tener gran utilidad y beneficios en el día a día de las personas, pero también pueden ser el resquicio por el que miren o escuchen los ciberdelincuentes.
De acuerdo con Check Point Software Technologies, un proveedor especializado en ciberseguridad, se estima que en el mundo hay más de 22 millones de dispositivos de este tipo.
Hay unos que son más susceptibles de otros de sufrir hackeos de parte de terceros con el objetivo de espiar y obtener información sensible acerca de los habitantes de una casa.
“El teléfono móvil, la smart TV, los juguetes con los que se entretienen los más pequeños, la cantidad de productos que incorporan cámara y/o micrófono crece cada día, un hecho que puede convertirse en un gran peligro si además están conectados a internet y no cuentan con las medidas de seguridad necesarias”, advierte Emmanuel Ruíz, country manager de Check Point Software México.
Según la compañía líder en ciberseguridad, la lista de dispositivos que pueden ser utilizados por los cibercriminales para espiar a los habitantes de una casa son los siguientes:
Televisiones: la mayoría de los televisores que se encuentran en el mercado no sólo incorporan funcionalidades de conexión a internet, sino que también cuentan con cámara y micrófono para que, a través de ellos, se puedan efectuar videollamadas o emitir comandos de voz que permitan al usuario encender la televisión o cambiar de canal sin necesidad de tocar el mando a distancia.
Por ello, es importante tener presente que estas herramientas pueden escuchar o ver todo lo que se dice o hace en la estancia donde se encuentran, por lo que un elemento aparentemente inocente puede ser utilizado para inmiscuirse en nuestro ámbito privado.
La mejor manera de evitar estos riesgos es desactivar o, al menos, restringir la autorización de estas aplicaciones. Otra posibilidad es la de tapar la cámara mientras no se esté usando.
Computadoras: tanto los portátiles como los ordenadores de sobremesa son dispositivos que guardan infinidad de datos, documentos y fotografías del usuario.
De hecho, como consecuencia del teletrabajo, en estos momentos es muy común que también almacenen datos corporativos, una información muy suculenta para los ciberdelincuentes.
Estos dispositivos cuentan tanto con un micrófono, como con una cámara, funciones que si no se desactivan espiarán aquello que digamos o que podrían ser utilizadas por terceros para obtener un beneficio económico.
Tapar la cámara o restringir las autorizaciones del micrófono son medidas importantes a tomar.
Asimismo, es clave implementar herramientas de seguridad que analicen el estado del software, las aplicaciones y los documentos con el objetivo de detectar software malicioso en el equipo.
Teléfonos móviles: si hay un dispositivo al que se le ha acusado de entrometerse en la vida privada de las personas, ese es el teléfono móvil.
La cantidad de funcionalidades que incorporan les permite conocer nuestra ubicación o estado de salud en todo momento, pasando por datos personales y credenciales bancarias.
Debemos tener cuidado al descargar aplicaciones (sólo hacerlo de mercados oficiales) y revisar los permisos que se conceden para evitar que nos espíen.
También, es fundamental contar con herramientas de seguridad como SandBlast Mobile, una solución de defensa contra amenazas móviles que protege los dispositivos frente a ataques móviles avanzados.
Juguetes: muchos de los juguetes que les gustan a las niñas y niños de hoy en día son tecnológicos, como drones, robots, aviones, videoconsolas, entre otros, que cuentan con una conexión a internet.
Sin embargo, otros productos más tradicionales como peluches o muñecos se han actualizado e incorporan la posibilidad de descargar una aplicación móvil para acceder a nuevas funcionalidades.
Esto puede suponer un riesgo para la privacidad de los más pequeños. De hecho, en algunos países europeos se ha llegado a prohibir algunas muñecas por espiar y extraer datos sensibles de menores de edad.
“Hay infinidad de dispositivos conectados a internet que nos hacen la vida más sencilla, pero muchas veces desconocemos muchas de las autorizaciones que damos a sus herramientas o, peor aún, sus posibles vulnerabilidades de las que se puede aprovechar un ciberdelincuente”, dice Ruíz.
Por ello, el experto considera que “aprender a proteger todos estos dispositivos, las autorizaciones que proporcionamos o conocer los riesgos que corren, son herramientas primordiales para no ser víctimas de los ciberdelincuentes”.