La Nebulosa de Orión es tan grande que puede ser observada a simple vista. Pero gracias a que ahora tenemos el Telescopio James Webb, los científicos han decidido utilizarlo para revelar sus detalles en profundidad. Los impresionantes resultados están disponibles en el sitio web PDRs4All.
Las imágenes arrojan luz sobre un entorno similar a nuestro propio sistema solar cuando se formó hace más de 4.500 millones de años. Observar la Nebulosa de Orión ayudará a los astrónomos a comprender mejor lo que sucedió durante el primer millón de años de la Vía Láctea.
«Estamos asombrados”, dijo la astrofísica de la Universidad de Western, Els Peeters. “Comenzamos este proyecto en 2017, de forma que hemos esperado más de cinco años para obtener estos datos», agregó.
Oscuro corazón
Los corazones de las guarderías estelares como la Nebulosa de Orión están oscurecidos por grandes cantidades de polvo de estrellas. Esto hace imposible estudiar lo que sucede en el interior con instrumentos como el Telescopio Espacial Hubble, los cuales se basan principalmente en la luz visible.
El Telescopio James Webb, sin embargo, detecta la luz infrarroja del cosmos, permitiendo a los astrónomos ver a través de estas capas de polvo. Así, se revela la acción que ocurre en las profundidades de la nebulosa. Las espectaculares imágenes son las más detalladas y nítidas tomadas de la nebulosa, ubicada en la constelación de Orión, a 1.350 años luz de la Tierra.
Observar la Nebulosa de Orión fue todo un desafío, ya que es muy brillante para los instrumentos sensibles del JWST. Pero el telescopio es capaz de observar galaxias distantes y débiles, así como Orión, una de las fuentes más brillantes en el cielo infrarrojo.
Las nuevas imágenes revelan numerosas estructuras dentro de la nebulosa. Una de las más llamativas son los proplyds, una protoestrella central rodeada por un disco de polvo y gas en el que se forman los planetas.
«Nunca hemos podido ver los detalles finos e intrincados de cómo se estructura la materia interestelar en estos entornos de fuerte radiación. Estas imágenes revelan la herencia del medio interestelar en los sistemas planetarios», afirmó Emilie Habart, profesora asociada del Institut d’Astrophysique Spatiale (IAS) en Francia.
Otros detalles
En el corazón de la Nebulosa de Orión también se encuentra el cúmulo Trapezium. Se trata de un grupo de jóvenes estrellas masivas que dan forma a la nube de polvo y gas con su intensa radiación ultravioleta. Comprender cómo esta radiación impacta en los alrededores del cúmulo es clave para comprender la formación de los sistemas estelares.
«Las estrellas jóvenes masivas emiten grandes cantidades de radiación ultravioleta directamente en la nube nativa que todavía las rodea, y esto cambia la forma física de la nube, así como su composición química. Cómo funciona esto con precisión y cómo afecta la formación de estrellas y planetas aún no es muy conocido», comentó Peeters.
Con suerte, un análisis más profundo nos dará más información sobre los muchos y variados procesos que podemos ver en esta imagen. Por ello, las imágenes serán estudiadas por una colaboración internacional de más de 100 científicos en 18 países.