Las placas téctonicas de la tierra son como piezas de rompecabeza en donde se encuentra posados los continentes e islas, para ello, tenemos placas principales y secundarias.
Algunas de las placas más importantes que se encuentran en los continentes reciben el nombre del mismo continente donde están, entre ellas están:
- Placa Norteamericana
- Placa Africana
- Placa Sudamericana
- Placa Euroasiática (Asia y Europa)
- Placa Australiana (Oceanía)
- Placa Antártica
Las placas secundarias son más pequeñas, pero no menos importantes en cuanto a su influencia sobre la estructura del planeta.
La pequeña placa Juan de Fuca, por ejemplo, es responsable de los volcanes que salpican la región del Pacífico Noroeste de Estados Unidos.
La placa ibérica es la responsable de la geografía de Europa y está situada al norte de la Placa Africana y soldada a la Placa Europea.
Todas las placas conforman la litosfera, la capa superficial de la Tierra (incluye la corteza y la parte superior del manto).
Las corrientes de las rocas más blandas que tienen debajo las impulsan como si se tratara de una cinta transportadora en mal estado. La actividad geológica proviene de la interacción de las placas cuando éstas se acercan o separan.
El movimiento de las placas crea tres tipos de límites tectónicos: límites convergentes, donde las placas se acercan unas a otras, límites divergentes, donde se separan, y límites transformantes, donde las placas se mueven de lado en relación unas con otras.
Límites convergentes
Cuando las placas colisionan, la corteza se curvea formando las cordilleras. India y Asia impactaron hace 55 millones de años, provocando la lenta formación del Himalaya, el sistema montañoso más alto del planeta. Mientras el choque continúa, las montañas se elevan cada vez más. Por ejemplo, el monte Everest, el pico más alto de la Tierra, podría ser mañana un poquito más alto que hoy.
Si pudiéramos retroceder mil millones de años y explorar la superficie de la Tierra, puede que lo más destacado fuera la falta de elementos destacables. No habría habido árboles, insectos ni aves. La única vida era simple y pequeña, una sopa oceánica pegajosa. Un estudio publicado en Science en 2021 señala otro aspecto que podría haber faltado: montañas imponentes.
Las placas tectónicas de la Tierra moderna se mueven continuamente en una danza a cámara lenta que redefine la superficie de nuestro planeta. Las colisiones entre continentes engrosan la corteza y levantan las montañas, como el Himalaya, que cada vez crecen más.
Estos límites convergentes también tienen lugar cuando una placa oceánica se hunde bajo la placa continental en un proceso llamado subducción. Cuando la placa superior se eleva, también se forman sistemas montañosos. Además, la placa inferior se derrite y a menudo sale a borbotones a través de erupciones volcánicas como las que formaron algunas de las montañas de los Andes en Sudamérica.
Al hundirse una placa bajo otra, se suelen formar zanjas como la Fosa de las Marianas, en el océano Pacífico Norte, el punto más profundo de la Tierra. Este tipo de colisiones también provocan la formación de volcanes submarinos que pueden transformarse en arcos insulares como Japón.
Límites divergentes y transformantes
En los límites divergentes de los océanos el magma surge en la superficie desde las profundidades del manto de la Tierra, separando dos o más placas y renovando el fondo oceánico. Así, montañas y volcanes se elevan por esta grieta. Una única dorsal oceánica (elevación submarina) conecta los océanos, convirtiéndola en el sistema montañoso más largo del mundo.
Profundas depresiones como el Gran Valle del Rift se forman en tierra donde se separan las placas. Si éstas continúan dividiéndose, en millones de años la región oriental de África se separará del continente formando una nueva masa continental. Así, una dorsal marcaría la separación entre las placas.
Por otro lado, la Falla de San Andrés es un ejemplo de límite transformante, en el que dos placas friccionan la una con la otra a lo largo de fallas de desgarre. Estos límites no crean espectaculares fenómenos como montañas u océanos, sin embargo, pueden provocar terremotos como el de 1906 que asoló la ciudad de San Francisco.
La Placa Ibérica
Nuestra península ibérica es la parte emergida de una antigua placa tectónica, la Placa Ibérica. Su configuración geológica, según un trabajo de la Sociedad Geológica de España y el Instituto Geológico y Minero de España, es el resultado de las interacciones entre dos placas mayores, la Placa Africana y la Placa Europea, durante el llamado ciclo Alpino.
Los Pirineos son el resultado de la colisión entre las placas continentales de Iberia y de Europa y la Cadena Costera Catalana y la Cordillera Ibérica reflejan el acercamiento entre la Placa Africana y la Ibérica.
Por su parte, la Cuenca del Ebro es la depresión que se extiende entre la Cordillera Pirenaica, la Cadena Costera y la Cordillera Ibérica y almacenó en sus sedimentos el registro de los principales acontecimientos que tuvieron lugar durante la formación de las cadenas montañosas que la rodean, según datos del Instituto Geográfico de Cataluña.
Hacia nuestro levante, el Sistema Mediterráneo ha registrado la apertura del Surco de Valencia y del Golfo del León. Este contexto particular ha determinado en el pasado, y continúa determinando en el presente, la extraordinaria diversidad geológica que caracteriza la península ibérica, su situación geográfica actual y la que tendrá en el futuro.