Las Inteligencias Artificiales (IAs) están presentes en muchos ámbitos, como ChatGPT, Bard, Bing IA, LLaMA, YouChat o MusicLM.
Un grupo de investigadores de la Universidad de John Hopkins está trabajando en el desarrollo de biocomputadoras, una nueva forma de computación que utiliza los cerebros humanos, considerando que estos son más eficientes que las máquinas en el procesamiento de información compleja y en la toma de decisiones. Los investigadores explican cómo aprovechar la Inteligencia Organoide (OI), un campo emergente en el que se desarrolla computación biológica a partir de cultivos 3D de células cerebrales humanas conocidos como organoides cerebrales.
Estos tienen características parecidas a la estructura y función del cerebro y pueden servir como “hardware biológico”, potencialmente más eficientes que las computadoras actuales que ejecutan los programas de IA. La biocomputación busca aumentar la eficiencia y compactar el poder computacional para superar los límites tecnológicos actuales.
Los organoides cerebrales también se pueden utilizar para investigar trastornos de neurodesarrollo y neurodegeneración, entre otros usos. Aunque aún faltan décadas para que una inteligencia organoide pueda impulsar un sistema tan inteligente como el de un ratón, se espera que, al aumentar la producción y entrenamiento de estos, se aumente la posibilidad de que las biocomputadoras tengan mayor velocidad, potencia, eficiencia de datos y capacidades de almacenamiento superiores.