La Vía Láctea estaría produciendo más estrellas de las que pensábamos

Un análisis de la luz más energética de la galaxia ha revelado que la tasa de formación de estrellas podría ser de cuatro a ocho veces la masa del Sol por año. Este número es hasta cuatro veces más grande que las estimaciones actuales. El hallazgo ha sido aceptado para su publicación en Astronomy & Astrophysics, y está disponible en arXiv.

El descubrimiento sugiere que la Vía Láctea no está tan inactiva como se pensaba anteriormente. Además, nos permitirá conocer mejor su evolución junto con las demás galaxias vecinas.

Nacimiento y muerte

La velocidad a la que se producen y mueren las estrellas puede alterar la composición química general de una galaxia. Las estrellas fabrican los elementos más complejos de nuestro universo. Sus núcleos son hornos nucleares que rompen átomos para crear otros cada vez más grandes.

Cuando las estrellas mueren, sus violentos estertores arrojan elementos más pesados al espacio interestelar. Estos a su vez, se desplazan en las nubes o son absorbidos por las nuevas estrellas en formación. Sus explosiones de supernova también son energéticas y generan elementos aún más pesados que sus núcleos no podrían soportar.

Los nacimientos de las estrellas son bastante energéticos, como lo son sus muertes. Se forman a partir de densos cúmulos en nubes de polvo y gas interestelar, colapsando bajo la gravedad y absorbiendo material del espacio a su alrededor hasta que hay suficiente presión y calor en sus núcleos para iniciar la fusión.

Mientras tanto, las estrellas comienzan a emitir poderosos vientos estelares que expulsan partículas al espacio. Asimismo, las recién nacidas generan chorros de partículas lanzadas desde sus polos acelerados a lo largo de su campo magnético.

Aluminio-26

El aluminio-26 es un isótopo radiactivo de aluminio que resulta de la muerte de una estrella. No dura mucho, cósmicamente hablando; tiene una vida media de 717.000 años. Y a medida que se desintegra, produce radiación gamma en una longitud de onda específica.

Pero el aluminio-26 también está presente en cantidades significativas en las nubes de material que rodean a las estrellas en formación. Si la velocidad a la que el material cae en una estrella excede la velocidad del sonido, se forma una onda de choque que genera rayos cósmicos.

Entonces, al observar el balance de radiación gamma en el universo producido por la desintegración radiactiva del aluminio-26, los astrónomos pueden estimar la velocidad a la que las estrellas que generan el isótopo se forman y mueren en la Vía Láctea. Esta información serviría para determinar una tasa de generación de estrellas.

El equipo liderado por el astrofísico Thomas Siegert de la Universidad de Würzburg en Alemania, descubrió que podrían crearse hasta aproximadamente 55 estrellas por año. Algo bastante lejos de las estimaciones actuales de unas seis o siete estrellas al año.

Más estudios

Todavía hay un margen de mejora en esta estimación. Los modelos no reproducen del todo la radiación gamma de la Vía Láctea tal como se observa actualmente. Además, la distancia de la fuente de rayos gamma podría alterar la estimación final, pero es difícil de medir. Por eso, el equipo solo pudo dar un rango para la tasa de formación estelar.

Sin embargo, su método promete comprender mejor cómo la Vía Láctea crea nuevas estrellas. Si bien la formación estelar es difícil de ver, contar la radiación gamma que produce sería una forma efectiva de mirar detrás de la cortina.

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