A principios del siglo XX, el psiquiatra Alois Alzheimer realizó un descubrimiento crucial al identificar los cúmulos de proteínas beta amiloides en el cerebro de una persona fallecida por demencia, señalados como la causa principal del Alzheimer.
La investigación subsiguiente se ha centrado en la búsqueda de tratamientos destinados a eliminar estos depósitos proteicos. Sin embargo, los resultados obtenidos con el fármaco gantenerumab, diseñado para erradicar estos cúmulos, plantean cuestionamientos significativos sobre las suposiciones previas acerca de la enfermedad.
Hipótesis Tambaleante: Gantenerumab y la Desaceleración Clínica
En un reciente estudio, el gantenerumab demostró reducir la carga de placas amiloides en comparación con el placebo. Sin embargo, esta disminución no se tradujo en una desaceleración clínica del deterioro cognitivo en personas con Alzheimer, desafiando hipótesis previas sobre el papel crucial de estas proteínas en la enfermedad.
Estos hallazgos surgen en un momento crítico para la teoría del amiloide, ya que las aprobaciones farmacéuticas basadas en pruebas limitadas han generado controversias. Hace más de un año, la revista Science cuestionó uno de los primeros estudios sobre amiloide.
En el estudio del gantenerumab, cerca de 1,000 participantes de 30 países fueron asignados al azar para recibir inyecciones del fármaco o un placebo durante 116 semanas, evaluando sus capacidades cognitivas mediante la escala de calificación clínica de demencia, suma de casillas (CDR-SB), con una escala de puntuación de 0 a 18.
La Controversia de la FDA y la Aprobación Acelerada
En un editorial en The New England Journal of Medicine, el profesor de psiquiatría de la USC, Lon Schneider, comentó sobre los resultados del ensayo de anticuerpos. Se mostró sorprendido ante la falta de beneficios evidentes del gantenerumab, especialmente cuando la FDA ha acelerado la aprobación de otros dos medicamentos con mecanismos similares, aducanumab y lecanemab.
La aprobación del aducanumab ha generado resultados mixtos en cuanto a su impacto en la desaceleración del deterioro cognitivo, con un estudio mostrando efectividad y otro no evidenciando beneficios clínicos claros.
Schneider plantea la posibilidad de que el ensayo de dos años con gantenerumab pueda haber sido demasiado breve para observar un beneficio significativo en los pacientes o que, al dividir el ensayo en dos estudios separados (GRADUATE I y II), el impacto terapéutico se haya diluido.
Después de más de un siglo de investigación sobre el papel de las placas amiloides en la enfermedad de Alzheimer, persiste la incertidumbre sobre si estos esfuerzos conducirán a tratamientos efectivos que satisfagan las necesidades de pacientes y familias que buscan soluciones.