Por Mauro Becerra
Especialista en Comunicación Política
Dirige TRENCH Comunicación
El último año fue muy desafiante y convulsionado para la política argentina. Las consecuencias de una cuarentena extensa, que afectó sobremanera a las economías regionales y a estructuras sociales como la educación, se sumaron a la creciente inflación.
En 2021, el país celebró elecciones legislativas en las que el oficialismo del Frente de Todos, liderado por la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, sufrió una importante derrota. La oposición ganó en las principales provincias y en la ciudad de Buenos Aires, lo que debilitó la posición del gobierno en el Congreso y dificultó la aprobación de su agenda legislativa.
Como dijimos, la economía argentina también enfrentó dificultades durante el último año. La inflación siguió siendo un problema importante, y el país tuvo que negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar su deuda externa. El gobierno de Alberto Fernández implementó medidas como la eliminación temporal de los impuestos a las exportaciones de algunos productos y la emisión de dinero para financiar gastos públicos, lo que generó preocupación en los mercados y en la población en general.
En medio del caos económico, Martín Guzmán renunció a su cargo como ministro de Economía. Su lugar sería ocupado por Silvina Batakis, quien apenas permaneció 24 días. Fue entonces cuando ingresó a escena Sergio Massa, hasta entonces presidente de la Cámara de Diputados. Considerado un “dialoguista”, Massa intentó calmar a los mercados y renegociar acuerdos, entre ellos con el FMI. Sin embargo, nunca dejó de emitir pesos argentinos y, por consiguiente, la inflación siguió en alza.
La depreciación del peso hizo que el dólar, la principal moneda para la compra de insumos, aumente. Como respuesta, hoy la Argentina tiene varios tipos de cambio que confunden al productor y complican tanto la importación como exportación de productos manufacturados y materia prima.
La alianza opositora de Juntos por el Cambio, liderada por el expresidente Mauricio Macri, criticó con dureza las políticas del gobierno en materia económica y social, especialmente en lo que respecta a la inflación y la falta de empleo. Ya desde hace tiempo existe este panorama: los denominados “halcones” (el ala más dura del espacio político) criticaron con dureza la estrategia del gobierno para controlar la pandemia de COVID-19, argumentando que las medidas restrictivas afectaron gravemente la economía y la libertad de las personas.
No obstante, la coalición que agrupa a diversos partidos y sectores políticos de la oposición, experimentó tensiones y divisiones internas que afectaron su unidad y su capacidad para presentarse como una alternativa viable al gobierno de Alberto y Cristina Fernández.
Las tensiones en Juntos por el Cambio surgieron principalmente en torno a la figura de Mauricio Macri, expresidente de Argentina y líder del partido Propuesta Republicana (PRO). Algunos sectores del Frente cuestionaron la estrategia política de Macri y pidieron renovación y apertura hacia nuevos liderazgos y alianzas.
En este contexto, surgieron figuras como la de Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (también miembro del PRO) y María Eugenia Vidal, exgobernadora de la provincia de Buenos Aires (del mismo espacio). Ambos buscaron presentarse como líderes alternativos y promover un enfoque más moderado y dialoguista en la oposición.
Por otro lado, algunos sectores más polarizados criticaron a estos líderes por su supuesta falta de firmeza y su disposición a negociar con el gobierno de Fernández. Dentro de este espacio, está Patricia Bullrich, otra precandidata que mide bien a nivel nacional. Esta división interna generó tensiones y complicó la capacidad de la coalición para presentar una estrategia política clara y efectiva. Al ver la foto completa, queda claro que “Juntos por el Cambio” se encuentra actualmente en un proceso de reorganización y renovación, con la vista puesta en las próximas elecciones presidenciales de 2023.
Por su parte, la figura de Javier Milei fue creciendo como una alternativa desde el espacio libertario. El diputado nacional asegura que Cristina Fernández “está aterrada” porque están en un “empate técnico” de cara a las elecciones, pero que “La Libertad Avanza” (su fuerza política) atrae más el voto joven que el kirchnerismo. Hoy por hoy, según algunas encuestas, Milei es el candidato que más mide de manera individual.
Nuestro país arrastra pésimos indicadores económicos, como mínimo, desde el regreso de la democracia a esta parte. Es deber de la clase política dar discusiones de fondo sobre cómo desarrollar una vía de crecimiento sustentable; superar las diferencias y lograr políticas que bajen la pobreza y desarrollen la economía. El próximo 13 de agosto, se dará otro capítulo de esta construcción, cuando inicie el calendario electoral nacional con las elecciones primarias. Sólo entonces veremos precisiones de un nuevo rumbo.