La nave espacial rusa enviada a la Luna experimentó un desafortunado accidente al estrellarse en el satélite. La situación se originó por un problema previo al aterrizaje que causó la pérdida de control de la nave.
La agencia espacial estatal rusa, Roscosmos, comunicó que el contacto con la nave se perdió el sábado, luego de enfrentar dificultades al ser puesta en órbita antes del planificado aterrizaje, que estaba programado para el lunes.
La misión, conocida como Luna-25, tenía como objetivo ser la primera nave no tripulada en aterrizar en el polo sur de la Luna. Lamentablemente, no logró completar su objetivo y, según los primeros resultados, la nave chocó contra la superficie lunar y dejó de funcionar.
Como respuesta, las autoridades rusas anunciaron la formación de una comisión especial para investigar las causas de este accidente. Este revés es significativo para el programa espacial ruso, ya que se esperaba que esta misión demostrara la capacidad del país para competir en el espacio a pesar de los desafíos y dificultades, incluyendo el conflicto en Ucrania.
La competencia en la exploración lunar también involucra a otros países como India, China y Estados Unidos, que cuentan con programas avanzados en esta área. La misión rusa Luna-25 tenía como objetivo primordial encontrar agua en forma de hielo en el polo sur de la Luna, una región en la que la sombra permanente podría permitir la presencia de agua.
Este incidente se suma a los desafíos que enfrenta el programa espacial ruso, que ha visto una disminución en su financiamiento y una mayor dirección hacia fines militares en los últimos años. Aunque Rusia ha tenido logros notables en la historia espacial, como el lanzamiento del primer satélite (Sputnik 1) y el primer ser humano en el espacio (Yuri Gagarin), este incidente refleja la dificultad de mantener la prominencia en un entorno espacial competitivo y cambiente.
